Powered By Blogger

sábado, 14 de mayo de 2011

NADA FESTEJAN

Samuel Arias Barahona.

Cárdenas, 09 de mayo.- Ni los hombres, tampoco los niños y menos las propias madres, todos ellos pepenadores en el relleno sanitario, tendrán motivo alguno para festejar mañana diez de mayo, pues no tienen recursos, lo poco que captan al día, sólo les alcanza para algunos artículos de la canasta básica. Están resignados a convivir entre zopilotes, los consideran sus amigos, pues aunque son repugnantes, los consideran inofensivos.
Para estas familias no hay vacaciones y trabajan de 6 de la mañana a 5 de la tarde; viven en el ejido C-29 del Plan Chontalpa, en donde se ubica el relleno sanitario, una obra que a la fecha ya es insuficiente para el almacenamiento de más de 100 toneladas de basura que diariamente se recolecta en la cabecera municipal y colonias aledañas.
Una cuadrilla de más de diez pepenadores, entre ellos menores de edad, sin ninguna protección contra el foco de infección que no sólo se ve, sino que se respira y que además es muy perjudicial para la salud, permanecen al pendiente de que lleguen los camiones y al ir cayendo la basura, ellos van recogiendo todos los envases de plástico, que en miles almacenan, para venderlos a las empresas que reciclan ese material.
Doña Lilí Hernández Sánchez y su pequeño hijo, no para ni un momento de buscar sin importarles estar rodeados de decenas de zopilotes y garzas, que hasta parece que esas aves de rapiña, ya los reconocen, pues a muy corta distancia esos repugnantes animales oscuros, ni se mueven y según se observó, como que hasta platican con ellos.
“Son inofensivos, pero no se dejan atrapar; algunas personas nos ofrecen 150 pesos por el par de chombos, no sabemos para qué los utilizan, pero es imposible capturarlos; no les tenemos miedo, ni nos asusta la idea de que echan la sal; son como nuestros amigos, todos los días convivimos con centenares de estas aves”, relató esta mujer.
Admitió que estar ahí es un riesgo para la salud, pero aún así, tienen qué pepenar envases de plástico, que le entregan a don Javier, quien les paga a 4 pesos el costal. Ella y su hijo, logra ganar 30 pesos al día, lo que únicamente le alcanza para frijol, arroz, huevos y tortilla; vive en una pequeña choza.
Dijo que en ocasiones tiene qué ir a la corta de caña, pero también es poco lo que gana, pues tan sólo le pagan la gavilla a 60 pesos y a la semana únicamente zafra 4, lo que indica que nada más 240 pesos logra obtener.
Igual que doña Lilí, otras mujeres, hombres y niños, están a la espera de que lleguen los volteos con basura; de inmediato suben a bajar la carga y luego, entre todos la seleccionan; Andresito se pone feliz al encontrar un juguete, mientras que Mario, dice que su ganancia diaria en promedio es de entre 250 y 300 pesos, pero además, se compensa con “ropita, trastes, juguetes y peluches” que van entre los desperdicios.



Todos ellos tienen qué convivir con los graznidos de los zopilotes y de tantos festejos, como el día del niño y de las madres, ni se acuerdan, lo mismo que muchas familias pobres que no tienen ni para el sustento diario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario